La tradición curativa del ayurveda enseña que la salud y el bienestar dependen de nuestra capacidad para digerir todo lo que ingerimos del medio ambiente. Esto incluye no sólo sustancias tangibles como alimentos y bebidas, sino también nuestras experiencias, emociones y las impresiones que recibimos a través de nuestros portales sensoriales, es decir, nuestros ojos, oídos, nariz, lengua y piel. Agni es el término sánscrito para el "fuego digestivo", que descompone los alimentos y otras cosas que ingerimos del medio ambiente, permitiéndonos asimilar lo que es útil y eliminar el resto.
Cuando nuestra capacidad digestiva, o agni, es fuerte, creamos tejidos sanos, eliminamos los productos de desecho de manera eficiente y producimos una esencia sutil llamada ojas, que en sánscrito significa fuerza, puede concebirse como la esencia vital más interna y es la base de la claridad de percepción, la fuerza física y la inmunidad. Por otro lado, si nuestro agni se debilita por una alimentación inadecuada, falta de actividad, energía emocional negativa o una rutina diaria poco saludable, nuestra digestión se verá obstaculizada y produciremos toxinas que se almacenan en el cuerpo. Según Ayurveda, este residuo tóxico, conocido como ama, es la causa fundamental de las enfermedades.
Descubriendo las causas fundamentales de los problemas digestivos
Ya sea que estemos lidiando con problemas de peso o síntomas gastrointestinales incómodos como hinchazón, gases o indigestión, a menudo la raíz del problema subyacente es un agni débil o una mala digestión. Desafortunadamente, en la medicina occidental no estamos capacitados para hacer la pregunta clave: "¿Qué tan fuerte es mi fuego digestivo?" En cambio, nos concentramos únicamente en los alimentos que contiene.
El concepto ayurvédico de agni nos permite ampliar la conversación para responder a las preguntas más importantes: "¿Por qué el cuerpo empezó a digerir de forma inadecuada o no tolerar este alimento?" y "¿Cómo podemos eliminar el agente ofensivo y al mismo tiempo aumentar el agni o el poder digestivo?" Este enfoque abre la posibilidad de reintroducir el alimento en un momento futuro, permitiendo a la persona volver a experimentar los alimentos plenamente.
5 formas poderosas de fortalecer tu agni
1. Medita regularmente. Los estudios confirman cada vez más los cambios genéticos que se producen con la meditación regular, que pueden ayudar a restaurar la homeostasis del cuerpo, incluidos los procesos que controlan la digestión.
2. Haz algún tipo de movimiento diario. Un estudio reciente publicado en Diabetes Care demostró que una caminata corta de 15 minutos después de cada comida ayudaba a controlar los picos de azúcar después de comer. Estas caminatas cortas después de las comidas fueron más efectivas que una caminata más larga de 45 minutos una vez al día.
3. No comas en exceso. Cuando comemos más alimentos de los que nuestro estómago puede acomodar, no podemos descomponerlos adecuadamente. También tendemos a producir más ácido, provocando así reflujo e indigestión. Además, es posible que la cantidad de enzimas digestivas producidas no pueda descomponer completamente el volumen de alimentos ingeridos, lo que provoca más formación de gases, malestar o hinchazón.
4. Bebe té de jengibre. El jengibre es conocido en Ayurveda como el “remedio universal” debido a sus múltiples beneficios para el organismo y se utiliza desde hace más de 2.000 años para tratar problemas digestivos, ya que puede relajar el músculo liso de los intestinos, aliviando así los síntomas de gases y calambres.
Un estudio reciente en la Revista Europea de Gastroenterología y Hepatología encontró que el jengibre estimula la digestión al acelerar el movimiento de los alimentos desde el estómago al intestino delgado y ayuda a eliminar las molestias digestivas después de comer. Además, puede estimular la saliva, la bilis y las enzimas gástricas para ayudar en la digestión de los alimentos ingeridos.
5. Concéntrate en liberar las emociones negativas. Sin duda habrás notado que tus emociones influyen en tu digestión. Es posible que tenga acidez de estómago cuando esté bajo estrés, pierda el apetito cuando se sienta triste, sientas náuseas o incluso vomites antes de un examen o una presentación importante. Un creciente conjunto de investigaciones está descubriendo que el estrés asociado con las emociones negativas no procesadas puede inhibir el proceso digestivo natural y provocar problemas digestivos crónicos.
Como sabemos, un sistema nervioso complejo e independiente llamado sistema nervioso entérico (SNE) recubre el tracto gastrointestinal. Apodado “segundo cerebro” por el Dr. Michael Gershon, el SNE contiene muchos de los principales neurotransmisores que se encuentran en el cerebro, incluidos la serotonina, la dopamina, el glutamato, la norepinefrina y el óxido nítrico. De hecho, alrededor del 95% de la serotonina contenida en el cuerpo en un momento dado se encuentra en el SNE.
Este segundo cerebro controla nuestra digestión y puede funcionar tanto de forma independiente como en conjunto con el cerebro de nuestra cabeza. Podemos afirmar brevemente que existe una relación íntima entre nuestro cerebro y nuestro intestino, nuestra digestión responde a los pensamientos y emociones. Cuando experimentamos una situación que interpretamos como estresante, las señales del cerebro pueden alterar la función nerviosa entre el estómago y el esófago, provocando acidez de estómago. En situaciones de estrés extremo, el cerebro envía señales a las células inmunitarias del intestino que liberan sustancias químicas que provocan inflamación. Esta inflamación puede provocar malabsorción e incluso sensibilidad alimentaria si el estrés se vuelve crónico. Al aprender a gestionar el estrés y liberar la turbulencia emocional, ayudamos a que nuestro tracto digestivo funcione de forma natural y eficiente.
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