Los apiceúticos, derivados de la colmena con potencial farmacéutico, han sido objeto de atención y estudio debido a sus propiedades beneficiosas para la salud. En este contexto, la miel se destaca como un apiceútico de gran relevancia, con una rica composición que va más allá de su reconocido sabor dulce. Desde la antigüedad, la miel ha sido valorada tanto por su uso culinario como por sus propiedades medicinales, siendo redescubierta en tiempos modernos por su eficacia en el tratamiento de heridas y su potencial como alimento funcional y nutracéutico.
¿Qué son?
La palabra apiceúticos proviene de la raíz de api=abejas y ceúticos= farmacéuticos, por lo que la definición convencional sería productos derivados de la abeja con potencial farmacéutico, pero para la ciencia naturópata, quedaría de esta manera: alimentos funcionales y nutraceúticos derivados de la colmena. Según el IFIC (Consejo Internacional de Información sobre Alimentos), define que un alimento funcional y/o nutracéutico es; “todo aquel alimento semejante en apariencia física al alimento convencional, consumido como parte de la dieta diaria, pero capaza de producir demostrados efectos metabólicos o fisiológicos, útiles en el mantenimiento de una buena salud física y mental, en la reducción del riesgo de enfermedades crónico-degenerativas, además de sus funciones nutricionales básica”. Esta definición es la mas completa con base a criterios personales, para definir un alimento funcional.
Ahora bien, entrando en materia de los apiceúticos, tenemos los más importantes y hasta ahora descubiertos e investigados dentro de la colmena:
Miel
Introducción
Las primeras evidencias del consumo de la miel aparecen en pinturas rupestres del Mesolítico unos 6.000 años A.C. y unos 2.500 años A.C. por los sumerios en Mesopotamia. Por lo que, desde la antigüedad, los antiguos egipcios, los asirios, los chinos, los griegos y los romanos utilizaban la miel para tratar heridas. En los papiros de Eberts y Smith (tratados médicos más antiguos) que datan de 1.500 A.C ya se aconsejaba tratar con miel las heridas.
Después de haber cumplido un papel importante en la tradición médica de muchas civilizaciones, la miel fue redescubierta por la medicina moderna debido a sus importantes propiedades bactericidas en heridas infectadas con bacterias multirresistentes a los antibióticos, desde entonces , numerosos estudios han centrado su interés en demostrar que las propiedades biológicas y físicas de la miel le confieren una gran eficacia en el tratamiento de heridas de diversas etiologías( raíz de una enfermedad) y que su uso ofrece un tratamiento natural alternativo en la población mundial.
¿Qué es?
La miel es una sustancia natural dulce, pero también es un alimento, un condimento y un producto medicinal.
Es producida por la abeja europea (Apis mellifera), también conocida como abeja doméstica o abeja melífera, y por diferentes subespecies, que succionan y procesan del néctar de las flores o de las secreciones de ciertas especies de plantas a través de una trompa. Las abejas, transforman y combinan esta sustancia con otras específicas (enzimas propias de la abeja y con inhibina para impedir el crecimiento de bacterias y levaduras).
La miel solo se produce sólo cuanto el rendimiento en la colmena supera las necesidades propias actuales necesarias para la cría y alimentación de las abejas.
Componentes Nutricionales
La miel posee una composición compleja que depende de diversos factores tales como; las bondades de la planta, suelo, clima y condiciones ambientales. El rango de oscilación natural sus componentes hacen imposible definir unos valores exactos de composición.
Por lo que, con base a la literatura, tenemos los siguientes valores estándar. El contenido de agua es del 17-20%, la proporción de hidratos de carbono del 75-80%, de proteínas del 0.3% y el contenido de cenizas y/o minerales, principalmente sales de potasio, es del 0.2%.
Dentro de los principales carbohidratos presentes en la miel, destacan la fructosa y glucosa. Seguido de los minerales, que en mayor redundancia son; potasio, sodio, calcio, cobre, hierro, magnesio, manganeso, zinc, fósforo, potasio, cloruros, sulfatos, fosfatos, sílice.
Por otro lado, están presentes también una cantidad considerablemente alta de aminoácidos, ácidos orgánicos y vitaminas del complejo B, vitamina C, D y E.
La miel también contiene antioxidantes presentación de flavonoides (compuestos fenólicos).
Las vitaminas existentes en la miel suelen encontrarse en pequeñas cantidades y son; Tiamina (B1), Riboflavina (B2), Ácido nicotínico (B3), vitamina K, Biotina (Vitamina H), Piridoxina (B6) y ácido fólico (Vitamina M).
Las enzimas son añadidas por las abejas para poder conseguir la maduración del néctar a miel, por lo que, la enzima más importante de la miel es la Alfa Gluco-oxidasa.
Propiedades terapéuticas
La miel presenta un conjunto de propiedades que contribuyen significativamente en el proceso de cicatrización de heridas. Muestra un efecto antibacteriano en heridas susceptibles a infecciones o infectadas , también posee una actividad antioxidante que reduce la alta concentración de radicales libres u especies reactivas de oxigeno (ROS) producidas en la etapa inflamatoria, actividad antiinflamatoria, que al aplicarse produce un efecto eficaz al reducir rápidamente el dolor, edema y exudado de las heridas, por otro lado, la miel estimula la contracción de la herida favoreciendo el cierre de esta y muestra propiedades cicatrizantes que reducen al mínimo su apariencia.
Propiedades antibacterianas de la miel
La capacidad natural cicatrizante de la miel facilita el control microbiano de heridas infectadas. Para ello, cuenta con un conjunto de factores que afectan directamente a los microorganismos patógenos, como bacterias Gram (+) y (-), aerobias y anaerobias, incluyendo a los tipos de bacterias multirresistentes a los antibióticos. Esto se debe a la acción del peróxido de hidrogeno producido por la acción de la glucosa oxidasa presente en la miel.
La miel, al combinarse con fármacos bactericidas comerciales, potencia la capacidad antibiótica de los mismos, tales como; concavalina A y fitohemaglutinina.
La actividad antibacteriana se debe principalmente a su contenido en azúcares y ácidos orgánicos ya descritos anteriormente y a la formación de peróxido de hidrógeno. El efecto osmótico de la miel (hipertónico), explica sus características antisépticas, reacción que procede de los mismos monosacáridos (fructosa y glucosa), el bajo pH de la miel fundamenta también las propiedades antisépticas.
Propiedades antioxidantes y antiinflamatorias
En el organismo de los seres vivos, se cree que el efecto negativo de los diversos factores ambientales estaría mediado por la generación de ROS por sus siglas en inglés (reactive oxygen species). Gran parte de la protección contra ROS se proporciona por los antioxidantes endógenos o por una serie de diferentes compuestos contenidos en la dieta.
La miel como fuente de antioxidantes, es eficaz contra el deterioro oxidativo, su actividad intrínseca incluye la inactivación y la supresión de ROS por los fagocitos inflamados y disminución del estrés oxidativo mediante el control de los radicales libres que se forman en la quemadura de la herida. El efecto consecuente es que inhibe a los fibroblastos y conduce a una reducción de la fibrosis y cicatrización hipertrófica.
Uno de los principales antioxidantes presentes en la miel, son los compuestos fenólicos, que participan en la actividad antiinflamatoria, ya que han demostrado que pueden inhibir la producción de la citoquina inflamatoria factor de necrosis tumoral alfa.
La miel es un alimento muy energético, rico en elementos minerales como calcio y zinc, que lo hacen un producto idóneo para esfuerzos físicos. El 70 % de los azúcares son fructosa y glucosa, monosacáridos que se absorben con rapidez en la mucosa intestinal y proporcionan energía en pocos minutos. Por esto, y por su contenido en macro y micronutrientes, es un alimento ideal para personas anémicas o convalecientes. De igual modo, actúa como vasodilatador, diurético y laxante por su alto contenido de fructosa.
En conclusión, los apiceúticos, especialmente la miel, representan una fuente valiosa de beneficios para la salud. Con propiedades antibacterianas, antioxidantes, antiinflamatorias y cicatrizantes, la miel se posiciona como un recurso natural con múltiples aplicaciones terapéuticas. Desde la antigüedad hasta la actualidad, su versatilidad y composición compleja la convierten en un apiceútico de gran interés tanto para la medicina tradicional como para la moderna. Explorar y comprender a fondo estos productos derivados de la colmena ofrece perspectivas prometedoras en el campo de la salud y el bienestar.
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