Las 8 causas principales de pérdida de memoria en adultos

Las 8 causas principales de pérdida de memoria en adultos

Mar 26, 2024Commons Mx

¿Sientes que tu cerebro ya no es tan agudo como antes? A medida que envejecemos, la mayoría de las personas descubren que su cerebro, al igual que el resto de su cuerpo, pierde parte de su vigor mental. De hecho, las investigaciones han descubierto que la velocidad a la que procesamos la información, así como nuestra capacidad de recordar, comienza a disminuir a partir de los 40 años aproximadamente.

Desafortunadamente para algunas personas, el deterioro cognitivo no se trata solo de volver a contar una historia varias veces, olvidarse de cerrar la puerta de entrada o no recordar el cumpleaños de su ser querido. Para algunos, es un conjunto de enfermedades graves y debilitantes que les roban sus recuerdos y a menudo, su identidad.

Las enfermedades neurodegenerativas afectan a millones de personas en todo el mundo. De hecho, se estima que 5,7 millones de estadounidenses viven con Alzheimer, y se espera que esta cifra se duplique para 2050🫨 A pesar de su prevalencia, la causa de la enfermedad de Alzheimer sigue siendo en gran medida indeterminada, el pronóstico es malo y el tratamiento convencional actual sólo proporciona mejoras moderadas y temporales.

Pero queremos compartir contigo las principales acciones que debes evitar si quieres proteger tu cerebro y prevenir enfermedades neurodegenerativas.

1. Una dieta rica en grasas saturadas

Se ha demostrado que una dieta rica en grasas saturadas que se encuentran en las carnes, los productos lácteos y los huevos promueve la producción de placas de beta-amiloides en el cerebro. Esta acumulación de beta-amiloide se considera uno de los principales factores que contribuyen a la enfermedad de Alzheimer. De hecho, un estudio encontró que aquellos que consumían la mayor cantidad de grasas saturadas tenían más del triple de riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, en comparación con aquellos que generalmente evitaban estos alimentos. El consumo de grasas saturadas también puede aumentar la presión arterial, el colesterol y el riesgo de obesidad y diabetes, que también se asocian con el desarrollo de demencia.

2. Grasas trans

También se ha demostrado que las grasas trans aumentan más de cinco veces el riesgo de padecer Alzheimer. También aumentan la producción de la proteína beta-amiloide que se acumula en placas en el cerebro a medida que avanza la enfermedad de Alzheimer.

3. Demasiada azúcar

Cuando hay demasiada azúcar en el cuerpo, una parte se convierte en grasa. Estas grasas se adhieren a los órganos vitales del cuerpo y posteriormente liberan proteínas inflamatorias, lo que provoca inflamación en el cerebro.

Un estudio que siguió a más de 5000 personas durante 10 años encontró que las personas con niveles altos de azúcar en sangre tenían una tasa más rápida de deterioro cognitivo que aquellas con niveles normales de azúcar en sangre. Las investigaciones también han demostrado que los niveles inestables de azúcar en sangre no solo cambian la función del cerebro, sino también la estructura del cerebro.

4. Toxinas en los alimentos

Las toxinas de los alimentos, como pesticidas, herbicidas, nitratos, nitritos, edulcorantes artificiales, colorantes artificiales, antibióticos y hormonas, también pueden causar estragos en nuestro cerebro.

El edulcorante artificial aspartamo, por ejemplo, se asocia con inflamación sistémica, problemas de memoria, migrañas, demencia e incluso depresión. Las investigaciones sugieren que los subproductos del aspartamo pueden cruzar la barrera hematoencefálica y provocar un deterioro cognitivo. Otro ejemplo es el diacetilo, que es una sustancia química que se utiliza para dar sabores parecidos a la mantequilla a los productos alimenticios, incluidas las palomitas de maíz. Recientemente se ha relacionado con el desarrollo de demencia, ya que acelera la acumulación de proteína beta-amiloide.

Así que si quieres proteger tu salud, lo mejor es evitar los alimentos procesados y envasados y cocinar todo lo que puedas desde cero.

5. Consumo de alcohol, drogas y tabaquismo

El consumo frecuente y excesivo de alcohol puede dañar los circuitos de la memoria y acelerar el deterioro del envejecimiento mental. En pacientes ya diagnosticados con la enfermedad de Alzheimer, los estudios han demostrado que puede acelerar la progresión de la enfermedad y acelerar la tasa de deterioro cognitivo.

El tabaquismo crónico también se asocia con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y posiblemente demencia. Las toxinas del humo del cigarrillo provocan inflamación y estrés oxidativo en las células, los cuales se han relacionado con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.

6. Exposición al aluminio

El aluminio es el metal neurotóxico más abundante en la tierra. Las investigaciones han demostrado repetidamente que el aluminio se acumula en las células cerebrales de personas susceptibles a la enfermedad de Alzheimer. Algunas fuentes de aluminio incluyen desodorantes, productos cosméticos, agua potable y utensilios de cocina.

7. Exposición al cobre

Prohíbe la eliminación de la dañina proteína beta-amiloide del cerebro. Esto hace que la proteína se acumule en el cerebro y forme las placas características de la enfermedad de Alzheimer. Asimismo, puede provocar una ruptura de la barrera hematoencefálica, lo que facilita que el cobre también llegue al cerebro.

8. Exceso de hierro

Puede acumularse en el cerebro, desencadenando la producción de radicales libres dañinos, aumentando el estrés oxidativo y provocando el desarrollo o progresión de la enfermedad de Alzheimer. Las fuentes de exceso de hierro incluyen los utensilios de cocina de hierro fundido, las carnes y los suplementos de hierro.

En conclusión, cuidar la salud cerebral implica evitar ciertos hábitos y elementos que pueden contribuir al deterioro cognitivo y aumentar el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Mantener una alimentación balanceada, evitar el consumo excesivo de grasas saturadas, grasas trans y azúcares, así como reducir la exposición a toxinas como el aluminio, el cobre y el exceso de hierro, son acciones clave para preservar la salud cerebral a lo largo de la vida. Además, evitar el consumo de alcohol, drogas y el tabaquismo también juegan un papel fundamental en la protección del cerebro contra el envejecimiento prematuro y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. Adoptar un estilo de vida saludable y consciente puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida a medida que envejecemos.

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