Déficit de la naturaleza: una metáfora que refleja cómo nuestra desconexión de lo natural afecta nuestro bienestar. Pasar tiempo al aire libre está científicamente ligado a la calma mental y la reducción del estrés. Además, no solo abraza nuestras emociones, sino que también equilibra nuestras hormonas promoviendo un bienestar integral. Reconectar con la naturaleza es reencontrarnos con nosotros mismos.
Déficit de la naturaleza
El Desorden de Déficit de Naturaleza* es un concepto reciente que se refiere a la idea de que los seres humanos pasamos menos tiempo afuera y que esto podría contribuir a una serie de problemas de comportamiento.
Esta tendencia contribuye a un uso disminuido de nuestros sentidos, puede relacionarse con el déficit de atención, la falta de regulación emocional y una falta de curiosidad en general del mundo natural
Privarnos de la naturaleza puede debilitar nuestra conexión con la Madre Tierra y su poder sanador.
Afortunadamente, hoy en día contamos con la eco-psicología, una nueva disciplina que se enfoca en estudiar el lazo emocional entre los humanos y el planeta Tierra. Busca entender como podemos incrementar la conexión con el mundo natural para tratar ciertas condiciones mentales y prevenir la alienación. La idea esencial es que nos hemos desconectado de nuestras raíces evolutivas y al remendar ese lazo podemos sanar.
La autora Marcella Danon la define de la siguiente forma:
"Psicología que promueve el crecimiento personal dirigido a lograr una mayor conciencia para permitir a los seres humanos convertirse en personas realizadas y después ciudadanos del planeta Tierra más libres, más responsables, más creativos, capaces de encontrar sus propias maneras de contribuir a la comunidad de la vida en su sentido más amplio"
Salud mental
Estar en contacto con la naturaleza o incluso únicamente contemplarla puede tener efectos significativos en nuestra salud mental y bienestar. Numerosos estudios respaldan la idea de que la conexión con la naturaleza tiene un impacto positivo en nuestro estado emocional y cognitivo. La presencia de entornos naturales, como parques, bosques o espacios abiertos, ha demostrado reducir los sentimientos de aislamiento social y aumentar la sensación de pertenencia a un entorno más amplio y conectado. Además, esta conexión con la naturaleza se ha asociado con una disminución en los niveles de estrés y ansiedad, promoviendo un estado general de calma y bienestar.
Investigaciones también han revelado que la exposición a la naturaleza puede influir en el desarrollo emocional y cognitivo, especialmente en niños y jóvenes. Pasar tiempo al aire libre y experimentar entornos naturales puede estimular la creatividad, mejorar la concentración y la función cognitiva, fomentar el desarrollo de habilidades sociales y emocionales.
Un estudio publicado en la revista "Scientific Reports" en 2019 analizó los efectos de la exposición a la naturaleza en la salud mental y emocional de adultos urbanos. Los resultados mostraron que aquellos que pasaban más tiempo en entornos naturales tenían niveles más bajos de estrés percibido y una mayor satisfacción con la vida en comparación con aquellos que tenían menos contacto con la naturaleza. Otro estudio publicado en "Environment and Behavior" en 2017 encontró que incluso solo ver imágenes de la naturaleza puede tener un efecto positivo en la recuperación del estrés mental.
Sentido de comunidad
La exposición a entornos naturales se relaciona no solo a una mayor sensación de conexión comunitaria, sino también a la posible reducción de la incidencia del crimen. Investigaciones en México respaldan esta noción, como un estudio publicado en la revista "Urban Forestry & Urban Greening" en 2018, que examinó el impacto de los espacios verdes urbanos en la seguridad ciudadana. Los resultados demostraron que la presencia de áreas verdes y naturales en entornos urbanos estaba asociada con una disminución de los índices de delincuencia y violencia. Además, estos espacios también fomentaron un mayor sentido de comunidad y cohesión social entre los residentes locales. Estos hallazgos sugieren que la naturaleza no solo influye en nuestro bienestar personal, sino que también puede desempeñar un papel fundamental en la creación de entornos urbanos más seguros y conectados.
La naturaleza juega un papel muy importante en nuestro bienestar general, salud física, mental y emocional. Tiene efectos importantes de regulación emocional, neuroplasticidad y sentido de comunidad. Además, tiene un efecto positivo en la regulación de los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Pasar tiempo en ambientes naturales puede contribuir a reducir los niveles de cortisol, lo que a su vez promueve una mayor sensación de calma, relajación y bienestar. Esta disminución en los niveles de cortisol también puede tener impactos beneficiosos en nuestra salud mental y física, al reducir los riesgos asociados con el estrés crónico y sus efectos adversos en el sueño, el metabolismo y el sistema inmunológico.
*Este término no se refiere a una enfermedad per se sino que actúa como una metáfora describiendo el costo de la alienación de la naturaleza.
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